La tortuga boba es una de las especies de tortugas marinas más grandes que existen, pudiendo llegar a pesar desde 90 hasta 180 kilos y a medir hasta 1,2 metros. Estas tortugas habitan las regiones templadas y tropicales del Pacífico, y también del Atlántico y del Índico. Sin duda es una de las especies más abundantes que se pueden encontrar en EEUU, aunque su mayor población se registra en las costas de Omán, ubicadas en Medio Oriente y cuentan con una gran cabeza con una mandíbula muy dura gracias a la cual pueden comer presas de cáscara dura como caracoles de mar o cangrejos, aunque su dieta es realmente variada.
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Las tortugas bobas son unos animales que pueden encontrarse en cualquier océano cálido alrededor del mundo, siendo la segunda especie con más ejemplares, por detrás de la tortuga laúd. Dónde más animales de este tipo existen es en las costas de Omán, en Oriente Medio. Se las puede encontrar tanto en zonas de mar abierto como en las aguas menos profundas, en las bahías, en los estuarios y en las zonas costeras. Se acercan a las playas de nacimiento para desovar y los neonatos viajan hacia mar abierto para poder encontrar refugio.
En cambio, los ejemplares juveniles y los adultos se encuentran sobre todo en los estuarios costeros de zonas de agua poco profundas y en las plataformas continentales de las zonas templadas y tropicales del planeta mencionadas anteriormente.
Las tortugas bobas son unos animales omnívoros, con un pico córneo y no tienen dientes. Se trata de reptiles que tienen una musculatura muy fuerte y un esófago con espículas en su interior, que están dirigidas hacia abajo y gracias a las cuales pueden ingerir alimentos y triturar las partes más duras de éstos. La dieta de las tortugas bobas es variada, formada principalmente por bivalvos o conchas, por crustáceos como cangrejos, por corales, por peces, por medusas, por pepinos de mar, por erizos y también por diferentes tipos de plantas y de algas marinas.
En las tortugas bobas el dimorfismo sexual se hace evidente cuando se vuelven adultas y su madurez sexual puede variar entre los 15 y los 30 años, edad a la que será posible distinguirlas de forma externa. Los machos adultos presentan una cola con unas dimensiones superiores a las de las hembras, ya que presentan su órgano copulador en el interior.
Se trata de animales ovíparos, destacando Grecia como su zona de principal nidificación en el Mediterráneo. Además, también ponen huevos en Turquía, Libia, Siria y Túnez. Las hembras pueden llegar a almacenar esperma de varios machos hasta que ovula y el período de apareamiento de estos animales tiene lugar entre final de marzo y principio de junio.
Por otro lado, el desove se suele producir entre junio y julio y las hembras pueden llegar a hacer entre 4 y 9 puestas, con intervalos de descanso de aproximadamente unas dos semanas. Tiempo después, éstas pasan por un período de descanso de entre dos y tres años para así poder volver y continuar con su ciclo de reproducción. Normalmente, el número de huevos que ponen estos animales varía entre 100 y 120 por nido, y suelen enterrarlos aproximadamente medio metro por encima de la línea de la marea.
Por otro lado, el período de incubación de las tortugas bobas va desde los 50 hasta los 80 días y los neonatos miden entre 4 y 5 centímetros. Siendo además más oscuros que los adultos, y alcanzando los 20 gramos de peso. El sexo de estos animales, por su parte, al igual que sucede con otras especies de tortugas marinas, está determinado por la temperatura que tenga la arena en el período de incubación. Si la temperatura de la arena es superior a 29 grados, la probabilidad de que estos animales sean hembras es más alta, aunque en muchos casos existen rangos de temperatura que podrían ser letales para que estos animales se desarrollaran de forma eficiente.
Con la eclosión de los huevos, que normalmente tiene lugar por la noche, las crías de las tortugas bobas se dirigen hacia el agua, y lo hacen guiándose con la luz de la luna. Además, los neonatos tienen muchísimos depredadores, ya que son unos animales realmente vulnerables.
La principal amenaza de las tortugas bobas es la captura accidental que tiene lugar a manos de barcos pesqueros y sus diferentes herramientas como las palangres, las redes de arrastre, las trampas, las redes de enmalle o las nasas. En la pesquería de arrastre que tiene lugar en los Estados Unidos, los barcos están obligados a incluir unas herramientas denominadas TED, que son unos dispositivos de exclusión de tortugas, para no acabar con estos animales.
Se trata de unos dispositivos mediante los cuales se consigue proteger a las tortugas marinas permitiendo que éstas escapen de las redes, pero en otras partes del mundo estos dispositivos no están regulados, y las tortugas siguen siendo atrapadas. Por otro lado, así como los neonatos tienen muchísimos depredadores naturales, en estado adulto, uno de los principales enemigos de las tortugas bobas son los tiburones.
Asimismo, estudios recientes afirman que las aguas de Baja California Sur, en México, tienen las tasas más altas de captura accidental de tortugas en el mundo entero. También, en algunas zonas del mundo, estos animales se consumen simplemente por sus huevos y por su carne. En el Mediterráneo, el desarrollarse en frente de la playa es también una gran amenaza para estos animales, que tienen diferentes depredadores y enemigos naturales.
En Medio Oriente se encuentra la isla Masirah, que cuenta con la congregación de tortugas caguamas más grande del mundo, estimándose que pueden llegar a anidar en este lugar alrededor de 30000 nidos por año. Asimismo, las tortugas bobas cuentan con muchos organismos en su caparazón o concha, como por ejemplo cangrejos y lapas, y los científicos han sido capaces de identificar entre 50 y 100 especies diferentes de plantas y animales invertebrados enganchados en sus caparazones.
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